Los trastornos de pánico están clasificados dentro de los trastornos de ansiedad. Se trata de la presencia de episodios de miedo o ansiedad intensos que ocurren de manera repentina, y sin estímulo externo que lo provoque, los cuales se dan en la mayoría del ocasiones en lugares donde no existe el mínimo peligro real, por ejemplo, en el sofá de su casa.
Durante un ataque de pánico la persona sufre una serie de sensaciones físicas de gran malestar tales como taquicardias, dolor u opresión en el pecho, temblores, sudoración, sensación de ahogo o falta de aire, mareos, sensación de desmayo, entre otros. Se caracteriza por una pérdida de control, por una sensación de muerte o fatalidad inminente, por el miedo a volverse loco y por la preocupación intensa a que esa situación se repita.